CUANDO LOS ANGELES
RUMOREAN
Un día el dios
de los humanos se dio cuenta que tenía abandonado a sus hijos de la tierra.
Llevaban tantos años, siglos y milenios, peleando entre ellos, olvidándose de
pagar sus tributos al dios celestial, que, este, aburrido,decidió abandonarlos
a su suerte.
Todo esto comenzó porque le llegó un mensaje de una mujer, lanzado antes de morir. El mensaje
decía: “Dios misericordioso, apiádate de nosotros pecadores. Detén esta lucha
absurda y fratricida. Hazlo por mis hijos, yo ya no tengo fuerzas, llevo sin
comer ni beber mucho tiempo para poder dar a mis descendientes el poco alimento que
tengo. Si no lo haces por mí, hazlo al menos por ellos o por salvar la cantidad
de monumentos a tu nombre en sus calles, en sus plazas, en sus avenidas….
Al señor le
importaba un comino lo que le pasara a la Tierra y a sus habitantes. Hacía
mucho que había perdido toda esperanza de salvarlos, así que no tenía pensado
molestarse en arreglar los problemas del mundo….en eso andaba cuando le llegó
su madre por detrás y le susurró al oído:
-Hazlo por ti
mismo, para que sepan quien manda. Envíales al menos algún mensajero, un trueno
que se oiga en todo el universo, o fuego que queme sus cosechas, lluvias torrenciales,
catástrofes, tsunamis, haz que tiemble la capa de LA TIERRA, levanta el fondo
de los mares, lo que sea, pero no los abandones a su locura o acabarán
destruyéndose a sí mismos con lo cual perderás unos pocos e insignificantes
adoradores, pero ese puede ser el comienzo del final. Te estás haciendo mayor y
tienes que resolver este asunto cuanto antes. En tu querida Europa, por cierto,
se están matando unos a otros, por nada, supuestamente en tu nombre.
El señor se
quedó pensativo, tal vez su madre tenía razón, no sería conveniente dejar a la
Tierra a su libre albedrío. A pesar de que le habían dado muchos disgustos sus
habitantes, le seguía pareciendo lo mejor que había creado en el UNIVERSO. Lo
pensó, lo meditó y hasta lo soñó: UNA TIERRA FELIZ, sin guerras, sin hambre,
sin miseria, sin enfermedades…¡alto!-pensó-ya les di eso y lo despreciaron. El
tonto de Adán, se dejó embaucar por Eva y entre los dos la liaron parda…
-No seas
rencoroso, hijo, ha pasado mucho tiempo y la verdad que tú no eras muy experto
en manejar la Tierra, dejaste que la serpiente anidara en el árbol.
-Es verdad,
tienes razón madre, ya es hora de que vuelva a tomar las riendas y me ocupe en
serio de los humanos, no debería haberlos dejado a merced de la que se
arrastra.
Dicho esto
mandó escribir un bando pidiendo voluntarios para bajar a la tierra. Pasaron días,
meses, años y no se ofrecían voluntarios. Nadie quería bajar a la tierra. La
humanidad era un caso perdido según la opinión de los ángeles. Pero como en
todas partes hay algún disidente, de repente cuatro novatos, más por quedar
bien, que por ganas, se ofrecieron voluntarios.
Satisfecha la
petición de su madre, su altísimo se dedicó de nuevo a LA DOLCE VITA, pero su
engendradora estaba muy pendiente y volvió a rumorear al oído del Dios: “No los
mandes desnudos, dótales de alguna habilidad para combatir la oscuridad en la
que se tienen que desenvolver”.
Otra vez la
voz de su conciencia-¡Vale madre!, no me atormentes más con ese asunto, para
complacerte donaré alguna cualidad a estos ángeles para que intenten arreglar
algo de no sé qué….
Quiero darlo
por escrito, ya que los ángeles novatos pierden muy rápido la memoria al llegar
a la tierra y se confunden, tan rápidamente con ellos que, hasta a mí me
resulta imposible reconocerlos. A ver, que pase el primero.
Se abrió muy
lentamente la puerta de la sala debido a que hacía demasiado tiempo que Dios no
recibía a ningún ángel. Le parecían unos seres tan torpes que hacía mucho, pero
mucho que decidió prescindir de ellos.
Apareció ante
él un diminuto ser, tan diminuto, que tuvo que pedir que se lo acercaran lo más
posible. Acercó su lente y se asustó-leñe, con esa cara ¿quieres bajar a poner
paz a la tierra?, en cuanto bajes te van a apedrear. Tendré que arreglarlo, te
doy el don de la belleza. Vete y que pase el siguiente.-
Apareció un
ser algo más alto que el anterior, pero nada dotado de gracia. Su rostro
mostraba los rasgos de un bello mortal, pero sus andares eran lentos y torpes.
Vaya, con lo guapo que eres y no sabes caminar…a ti te daré…el don del
movimiento. Ala puedes irte y que pase el tercero.
El tercero era
bello, pero pequeño como el primero. – y a este que lo doy pensó- Vale ya lo
tengo a t, a ti, a ti …
¡Altísimo!….tronó
y temblaron las columnas del salón…Yo no me he ofrecido voluntario…Dios se tapó
los oídos y GRITÓ: -Calla a ti te voy a dar el don de la voz, como el sonido de
una CALA en la proximidad del mar. ¡Vete¡, que pase el último.
El cuarto…dios
se tapó los tres ojos y exclamó, madre!....
Su madre
acudió a la llamada del hijo, ¿qué te pasa Dios mío?-preguntó alarmada.
-Quita de mi
vista este ser, no puedo mirarlo, no sé a quién se parece….
Pues si no sabes
a quien se parece, le podrías dar el don de la imitación….A la primera persona
que mires a la cara y te devuelva la mirada, a esa imitarás.
-Bueno,
chicos, ¿estáis listos?
-Sí
respondieron al tiempo.
Pues ala iros
ya…
Los cuatro
ángeles se encaminaron hacia la salida cuando, de repente, oyeron tronar.
-¡Un momento!,
¿tenéis sexo?..LOS ANGELES NO TIENEN SEXO…….
1 comentario:
Juan eres grande entre los grandes. maravilloso te quiero
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