Eduardo García es un
veterano escritor nacido en Santo Domingo, República Dominicana el 1 de Junio
de 1970. Autor de “Feliz Cumpleaños, te quiero”, “Días Felices” y “Adagio”
publicadas en Santiago de Chile donde vivió muchos años. En Madrid, la ciudad
donde reside desde 2010, ha publicado ”Este amor que hay que Callar”,
“Despedida de soltero” y “las Fieras”, también el libro de relatos , “El Conejo
Azul”. Acaba de publicar la que es su séptima Novela “Las Almas Perdidas”.
Actualmente se dedica as
escribir y a dar clases de yoga, principalmente. Entre sus aficiones destaca el
placer de viajar, la lectura y la buena música. Es en la lectura donde haya su
vocación de escritor.
1.—Hola Eduardo. De
nuevo frente a frente. Esta vez por motivo de tu nueva novela “Las Almas
Perdidas”. ¿Qué es exactamente? ¿Novela de ficción, basada en hechos reales,
pura invención, inspiración en las telenovelas. Dónde encajaría mejor?
¡Hola Juan! Te cuento que
"Las almas perdidas" es una novela de ficción, donde todo es
inventado, todo es pura imaginación. Al
igual que "Las fieras", intento seguir la línea de hacer un homenaje
a las telenovelas de corte oscuro de los años setenta con las que crecí y que forman
ya parte de mí, a las que les tengo un cariño especial.
2.—¿Hacía falta una
pre-cuela de “Las Fieras”para entender esta o se pueden leer independientemente
sin que una interfiera en la otra? ¿Cuál es el motivo real de esta nueva
novela?
Cuando escribí "Las fieras", pensaba que sería una sola
novela. Pero en el momento en que la
terminé, me di cuenta de que daba para más, para mucho más. Que había todavía mucho que contar, mucho que
revelar. A pesar de que "Las almas
perdidas" es lo que sucede antes, el origen de los Sandoval, ambas novelas
se pueden leer de manera independiente, sin que una interfiera con la otra.
3—En “Las Fieras “, los
habitantes de Santa María de Clemente son muy extremos. Ni los buenos son tan
buenos, ni los malos tan malos. Es decir todos tienen su corazoncito y en el fondo
los poderosos tienen los pies de barro y también caen en el fango de las
miserias humanas. ¿En "Las almas perdidas" también?
¡En "Las almas perdidas" mucho más! Por eso la novela se llama así, porque todos
los personajes, muy oscuros y atormentados, pululan como muertos en vida sin
poder salir de ese pueblo maldito que es Santa María de Clemente. Son todos como almas perdidas que persiguen
un mismo fin, conseguir el poder cueste lo que cueste.
4.—Yo la he leído y me
ha parecido un poco misógina, la verdad. No hay ni una sola mujer que se
arrepienta realmente de sus pecados…
No hay nadie que se arrepienta de sus pecados, ni los hombres ni
las mujeres. ¡Son todos muy terribles!
5.—En esta has escogido una
portada con modelos de verdad. Y la verdad que los modelos son muy guapos. ¿Tan
guapos en tu mente al crearla?
Si te refieres a que si los chicos de la portada son tan guapos
como los personajes de la novela, pues sí.
Mis personajes destilan sensualidad y sexualidad.
6.—¿La belleza física de
los personajes masculinos incitan al pecado a hombres y mujeres por igual?
¡Totalmente! Pero más que
la belleza física, es esa bestialidad magnética que poseen, esa ferocidad, esa
desinhibición con la que viven su sexualidad.
7.—El final de “Las
Fieras” me dejó un poco con ganas de más, ¿habrá una secuela? Y por tanto esto
se convierte en Trilogía, o va camino de ser una serie?
Como te dije hace un rato, a pesar de que pensé de que sería una
sola novela, estoy convencido de que se convertirá en una "trilogía".
8.—¿Quizá se convierta
en guión para una telenovela?
¡Eso me encantaría!
9—He cogido la costumbre
de hacer soñar a mis entrevistados, por lo tanto soñemos. ¿Te gustaría verla
convertida en película o no la dejarías en manos de ningún guionista por miedo
a que la destrocen?
Claro que me encantaría verla convertida en película, creo que es
el sueño de muchos escritores. El mío sí
que lo es. No me da miedo de que la
destrocen.
10—Para terminar. Dime
el libro más hermoso que hayas leído. Y por qué.
"Maurice", de E.M. Forster. La historia me parece entrañable, eterna.
Muchas gracias Eduardo.
Gracias a ti, Juan.
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